Saturday, August 1, 2020

Sesenta Años Del Fondo Nacional De Las Artes En Argentina. Consistencia En La Formulación De Las Políticas Culturales





Me lo recordaba hace unos días durante una corta estadía en Buenos Aires el querido profesor Edwin Harvey -una autoridad en materias de políticas culturales en el continente- que casi sin mención alguna pasó la celebración de los sesenta años de la creación del Fondo Nacional de las Artes en su país, una de las más señeras e influyentes legislaciones que existen de promoción de las artes y la cultura.

Probablemente acostumbrados ya a una glamorosa vida cultura y artística que puso en su momento a Buenos Aires en la condición de ser unas de las plataformas más influyentes de latinoamérica en el campo de las industrias culturales, una fecha como esa no pase de ser una anécdota entre los especialistas. Le prometí escribir un posteo sobre la misma y, lo prometido es deuda.

El financiamiento de la cultura, como dice mi buen amigo peruano Santiago Alfaro, es un sistema institucional, administrativo y jurídico que busca generar y hacer circular recursos económicos orientados a proteger y promover las actividades artísticas y culturales. Incluye una heterogénea serie de relaciones y cruces en materia de precios, subsidios, partidas presupuestarias, exenciones fiscales, impuestos, recursos específicos, fondos, iniciativas de mecenazgo, aportes internacionales, etc. Sus ámbitos de intervención se reflejan en leyes, normas, y programas para promover la generación, acceso y difusión de valores y experiencias culturales. Cubre temas tan variados como la financiación de museos, orquestas sinfónicas y bibliotecas, la preservación del patrimonio, la promoción de la música folklórica y los festivales populares, entre muchas.

En Chile, por ejemplo, ese sistema debiera incluir obligatoriamente referencias al Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, el Fondo de Fomento Audiovisual; el Fondo para el Fomento de la Música y el Fondo Nacional del Fomento del Libro y la Lectura, entre otras.  Algunas de estas cuestiones son de candente actualidad en nuestro medio, como ocurre con la tramitación de la ley que creará un fondo para las Artes Escénicas y que estaría dejando fuera de la opción de concurrir al financiamiento público -al menos por este expediente- al ballet y la ópera.

Las posibilidades y dificultades que ha enfrentado la región en materias de financiamiento cultural reconoce que recursos financieros del Gobierno y del sector privado para los proyectos culturales se muestran sensibles a los vaivenes de la economía; que los proyectos culturales tienen menos prioridad en la jerarquía de los otros sectores, como la educación y la salud para muchos gobiernos y que las alternativas de impulsar planteamientos más creativos para el financiamiento de los proyectos mucha veces topa con el desconocimiento de los colectivos artísticos y los propios gestores de principios básicos de economía de la cultura e incluso su frontal rechazo, debido a la predominancia en muchos de ellos de visiones sesgadas y fuertemente ideologizadas sobre lo que es la cultura, el arte y quien debe pagar esa cuenta al final.

Con el fin de apoyar la creación y difusión cultural, la conservación y desarrollo del patrimonio y la identidad cultural, el Estado cuenta en la actualidad con distintos instrumentos y formas de financiamiento público. En buen ejemplo de ellas son las transferencias presupuestarias directas, la asignación de responsabilidades para con el sector de los Bancos oficiales, como el Banco de la República de Colombia, responsable del Museo del Oro, uno de los más visitados de ese país, el Banco Central de Ecuador, que gestiona el Museo Colonial y Banco do Brasil, que administra centros culturales en distintas ciudades.  Otra modalidad que siempre hemos promovido en este blog es la referida a las exenciones tributarias: como la Ley Valdes chilena (1990); la Ley Rouanet (Brasil,1991),la Ley de mecenazgo de Buenos Aires de 2009 o la ley de Mecenazgo de Perú del 2010.

Un capítulo especial de estas modalidades de financiamiento la constituyen los llamados Fondos institucionalizados, como el Fondo Nacional de las Artes de Argentina de 1958; el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México de 1989 y el Fondo de Desarrollo de la Cultura y las Artes de Chile, generado en 1992.

Treinta y cuatro años antes de que nosotros creáramos nuestro FONDART, Argentina ya tenía funcionando el suyo propio.

Libertad e independencia de las artes.

"El Fondo Nacional de las Artes nació, 50 años atrás, como resultado de una concepción original y avanzada para su época, que entendía que las actividades culturales y artísticas, incluso aquellas encaradas con sentido industrial o comercial, requieren, al igual que otros sectores de la vida productiva del país, de un sistema financiero especializado permanente, que las promueva y ayude económica y técnicamente", señalaba en su oportunidad el profesor Harvey al recordar los cincuenta años de la institución que a él mismo le correspondió encabezar por varias décadas, primero como Director de Asuntos Jurídicos (1958-1973) y luego como Presidente del Fondo Nacional de las Artes (1983-1989.
El profesor Harvey y el autor de este Blog en su oficina en el centro de Buenos Aires, Julio 2017.


"Institución diferente a todas las entonces conocidas en el mundo en la especialidad, tales como el Arts Council of Great Britain o el Canadá Council (dos instituciones pioneras en el campo del financiamiento público de las artes, creadas en Gran Bretaña en 1945 y en Canadá en 1957, fortalecidas en la actualidad), nuestro banco nacional de la cultura fue concebido como un organismo autónomo, con la misión de "administrar, recaudar y distribuir los fondos de fomento a las artes dispuestos en leyes dictadas o a dictarse", a fin de volcarlos a la actividad privada mediante el otorgamiento de medidas de fomento económico, con preferencia mediante diversas categorías de crédito", mencionaba en una columna sobre el tema.

Recuerda Edwin Harvey que el "crédito intelectual", imaginado en otros horizontes geográficos por la antigua Sociedad de Naciones en 1923 y por inspirados hombres de gobierno, como Edouard Herriot, ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes de Francia,promotor en 1927 del proyecto de creación de la Caisse Nationale des Lettres, Arts et Sciences en dicho país,se hacía realidad, en nuestra tierra, algo más de treinta años después.

A su entender, el espíritu democrático de la nueva institución, con un Directorio integrado por creadores, rechazó desde el comienzo aquello de que "quien paga al violinista elige la melodía". Se puso en marcha en Argentina, el 3 de febrero de 1958, un estilo diferente de política artística. Una política también asumida por el gobierno federal norteamericano cinco años después, inspirada por John F. Kennedy quien, al promover la creación del fondo nacional de las artes de Estados Unidos, destacaba en 1963 que "… las artes no constituyen una excepción a la regla de los negocios humanos, también ellas deben asentarse sobre sólidas bases financieras e institucionales".

Recuerda que el Fondo nació como una institución financiera al servicio del desarrollo de las artes, como una sociedad de iniciativa, para estimular y financiar, mediante líneas de crédito, proyectos específicos promovidos por la iniciativa privada. Dentro de dicho marco de gestión financiera, las artes plásticas y el mundo del mercado de arte, la arquitectura y el urbanismo, el teatro, la danza, la cinematografía, las letras, la industria editorial, la música, la danza, las artesanías, los centros culturales, el diseño, las artes aplicadas, la radiofonía, la televisión, la fotografía, han conformado su campo de competencia.

Cabe recordar, a título de ejemplo, -acota- que en el transcurso de los primeros 15 años de gestión, aquellos que coincidieron con la administración financiera del Fondo en la plenitud de su capital y recursos originarios (en su mayoría derogados por el gobierno de facto entre 1967 y 1969, y sólo recuperados, aunque parcialmente,conforme a la ley 23.382 de 1986), muchos miles de artistas, escritores, arquitectos, escenógrafos, actores, autores, compositores, músicos, intérpretes, bailarines, directores de orquesta, libretistas, artesanos,cineastas, fotógrafos, diseñadores, ilustradores, traductores, cantantes, y otras personas vinculadas profesionalmente a las actividades citadas, aparecen registrados como "clientes" habituales del Fondo en todo el país.

Explica que, por otro lado, el mecenazgo privado, promovido por leyes de incentivo fiscal, no es un sustituto, es más que nada un excelente aliado al servicio de una causa común: la de favorecer la financiación de una oferta cultural plural, libre y diversificada, a fin de mejorar la calidad de la vida cotidiana de todos los habitantes, la estética urbana, la creatividad como motor del progreso nacional y, lo que no es menos importante en el momento actual, para reforzar la presencia de la cultura argentina en el resto del mundo (la acción del Fondo fue ejemplar, tanto en materia de difusión artística en el exterior como en nuestras áreas de frontera).

Creemos llegado el momento -afirma- de replantear los objetivos futuros del Fondo a la luz de: a) su naturaleza y mecánica originarias; b) la experiencia de medio siglo de gestión ininterrumpida; c) el ejemplo de la experiencia extranjera, tanto de fondos nacionales (que crecen con vigor) como de fondos internacionales en funcionamiento; d) la recuperación de un nivel de ingresos de la institución que debiera ser varias veces superior al magro resultado de los últimos años (no obstante los esfuerzos en tal sentido llevados a cabo por la actual gestión y su reducido y eficiente personal técnico administrativo); e) el recupero o revalorización del coherente sistema de antiguos recursos del Fondo, hoy afectados a otros destinos; f) la obtención de otros nuevos; g) la consolidación del sistema de gestión del dominio público de pago; h) una revisión de los condicionamientos a que se ve sometido el movimiento operativo del Fondo por los organismos presupuestario fiscales de la administración central; i) la actualización de su capital originario (entonces equivalente a cinco millones de dólares de 1958); y j) las expectativas financieras que se abren en el marco actual de la economía de la cultura.

La perennidad del Fondo Nacional de las Artes, constituye a su entender, una experiencia público institucional que a pesar de las vicisitudes (limitación drástica de sus recursos propios, tentativas de disolución del organismo, disgregación.

Entre otros motivos, ello se explica porque siguen vigentes las finalidades para las que fue creado, las de cumplir una función de servicio público (servir como banco nacional de las artes) que hoy, más que nunca (con el aumento de las personas, instituciones, y empresas que trabajan profesionalmente en el campo de las artes,las industrias creativas y el patrimonio), se hace necesario no sólo mantener sino consolidar y fortalecer.

"Por otra parte, su estructura de organización y funcionamiento constituye, en potencia, una fórmula autónoma (el prestigio y equilibrio de los miembros que integran su Directorio, sólo responsables ante la ley en el ejercicio de sus funciones, es buena garantía de su independencia de criterio frente al poder político) apropiada para conciliar en alguna medida la indispensable libertad (oxigeno del arte) con la necesaria seguridad material del trabajo creador, reduciendo las incertidumbres propias tanto de los vaivenes naturales del mercado de arte como de los riesgos, siempre latentes, de la sumisión del trabajo creativo a las veleidades políticas o intelectuales de turno".

Responder a estos desafíos es una de las principales tareas que le esperan a quienes, a partir de su experiencia, influencia y personalidad, tengan la responsabilidad pública de dirigir la compleja institucionalidad política, administrativa y económico financiera del Fondo Nacional de las Artes al iniciarse su segundo medio siglo de existencia al servicio de quienes crean, producen y difunden la cultura y las artes en nuestro país.

Fuentes
Alfaro Rotondo, S. (2008). Financiamiento de la cultura; entre lo público y lo privado Maniobras (Vol. 2009, pp. Blog). Lima.
                                (2009). La financiación del arte y la cultura. Poder360.
                                (2010, 17 de junio de 2010). El Financiamiento del Arte y la Cultura en debate, Comentario. El Comercio.

Harvey, E. (2008, 1 de Febrero de 2008). El Fondo Nacional de las Artes, medio siglo al servicio de la cultura, Comentario. La Nación.

Foto de Portada. Cristian Antoine.

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